Memorándum y cuestión nuclear para los caballeros

La propaganda rusa sigue convenciendo con perseverancia de que la comunidad internacional no se meterá en un conflicto armado con Rusia por la situación en Crimea. Parecer, el Oeste comenzó a mostrar la posición radicalmente diferente. La reacción consecutiva de los EEUU, la UE, OTAN y otras organizaciones internacionales evidencia de que allí consideran la situación en Ucrania como tal que representa una amenaza real a la región europea en conjunto. Y en la escala más global amenaza al sistema del equilibrio internacional que se mantienen en garantías y acuerdos entre los Estados civilizados.

Uno de los ejemplos manifiestos cuando tal sistema se alteró es el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Últimamente lo dicen muchos autores evidentemente precisamente por eso comenzaron a comparar Putin con el antiguo líder alemán. La situación actual es semejante a los acontecimientos de los años 38-40 (del siglo XX) cuando el régimen nazi sometió los países europeos bajo los mismos lemas “proteja a los compatriotas” y “devolución de los territorios históricos”. Aunque la situación actual, sin duda, se diferencia, tiene los mismos rasgos que la distinguen de la agresión anterior de la Federación Rusa en Georgia con ocupación real y propagación de los regímenes títeres en Osetia del Sur y Abjasia.

Sin embargo, los rusos prefieren ignorar una de tales diferencias o intentan atenuarla. Si sería posible, en general “multipliquen a cero” esta circunstancia. Se trata del documento que fue firmado el 5 de diciembre de 1994 en Budapest. Entonces Ucrania que heredó de la URSS el tercer por la potencia en el mundo (tras EEUU y Rusia) potencial nuclear, se libró voluntariamente de ese bajo las garantías de su propia seguridad de los jugadores internacionales influyentes – Rusia, EEUU y Gran Bretaña. Este paso de los líderes ucranianos engendró entonces muchas discusiones en la sociedad. Aquellas discusiones y dudas como evidencian los acontecimientos actuales fueron absolutamente justificadas así como los recelos que precisamente Rusia no cumplirá sus propios compromisos.

¿Por cuáles motivos se guiaron los participantes del Memorándum? Los EEUU y Gran Bretaña, evidentemente, quisieran limitar la potencial amenaza nuclear en el mundo y disminuir el número de los países que poseen tan potencial mortal. Se puede suponer que en el Oeste temieron también que esta arma se encontrara en las “manos ajenas” que podría ejercer influencia en el balance en el mundo.

Rusia que se declaró el sucesor de la URSS consideraba que este “trozo” del imperio soviético debe pertenecer sólo  a ella. Ucrania, por supuesto, quería las garantías de su independencia e integridad de las fronteras.

Paradójicamente, pero después de tantos años precisamente este documento resultó decisivo para Ucrania. Además, aun no se trata del estatus del memorando. La situación de Ucrania que se libró voluntariamente del arsenal nuclear no es excepcional en el mundo, donde la probabilidad de la proliferación del arma nuclear sigue siendo no sólo un problema serio, sino la amenaza para la existencia de la civilización. Y exactamente este balance delicado fue violado sin contemplaciones por el país que es una de las potencias nucleares y además es el miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Seamos honestos con nosotros mismos – no tanto el destino de Crimea o de Ucrania cuanto la comprensión del “efecto dominó” de la actitud inmodesta de Rusia a sus propios compromisos en el ámbito de no proliferación nuclear provocó la reacción tan aguda de la comunidad mundial a las acciones de los militares rusos en Crimea.

La violación de los acuerdos de Budapest puede crear dos precedentes peligrosos a la vez.

Primero, si Rusia descuida impunemente sus promesas en cuanto a las garantías de seguridad ¿por qué no puede hacerlo algún otro país-garante en relación a tales acuerdos? Justamente, la autoridad de “altos y poderosos” Rusia deprecia automáticamente con sus propias acciones.

Segundo, en condiciones cuando las garantías internacionales de seguridad no se respetan claramente ¿qué argumentos deben buscar los EEUU y el Oeste en el diálogo con Irán en cuanto al programa nuclear de este país? Para Washington, la solución de la cuestión nuclear iraní es una de las prioridades claves de la política exterior. Pero el verdadero problema consiste en lo que Irán no es el único país que tiene posibilidad y trata de desarrollar el acceso a las tecnologías nucleares. El descuido de los deberes por parte de Rusia destruye los  mecanismos existentes para retener y mantener el régimen global de no proliferación del arma de destrucción masiva (no sólo nuclear).

Precisamente por eso para los EEUU y Europa la invasión de Rusia en Crimea en todas las circunstancias dramáticas no puede ser comparada por sus consecuencias con la guerra ruso-georgiana de 2008. Los peligros que represente “Anschluss de Crimea” por parte de Rusia pasan más allá de la región y se extienden en todo el espacio euroatlántico.

Cabe notar que precisamente Washington mostró la mayor actividad actuando en defensa de Ucrania. Pese a las críticas internas y externas contra la administración de Obama en cuanto a la reacción inmediata a la agresión rusa, en efecto se puede calificar esta reacción  como gradual y metódica.

Como requiere la practica, al principio hubo una serie de las declaraciones sobre la “profunda preocupación” y las advertencias sobre la aplicación de las sanciones. A continuación, todo esto se convirtió en un pleno aislamiento  internacional de la Federación Rusa. Durante la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Ucrania el pasado lunes que fue convocada, a propósito, por parte rusa, ninguno de los participantes apoyó las acciones de Rusia. Paralelamente, los EEUU coordinaron sus esfuerzos con otros socios internacionales para desarrollar una posición común.

El pasado jueves, el 6 de marzo, resultó más activo para los EEUU en cuanto a Ucrania. Este día, Obama apareció en la televisión y por primera vez declaró sobre las sanciones para cualquier persona que “socava” la soberanía de Ucrania. El Secretario de Estado, John Kerry, estando en París, mantuvo una serie de las reuniones con sus colegas, intentando atraer Moscú al diálogo directo con Kyiv. En Washington la Cámara de Representantes del Congreso celebró las audiencias sobre la situación en Ucrania y el mismo día aprobó el proyecto de ley sobre la concesión de una ayuda financiera a Kyiv. El Senado, por su parte, prometió no dilatar la elaboración definitiva del documento y comenzó a discutir la estrategia del arreglo de la crisis.

Paralelamente, en el espacio del Atlántico Norte empiezan a hablar sobre el componente militar de resistencia a la agresión rusa. En la OTAN declaran que las acciones de Rusia representan una “amenaza seria para la seguridad de la región euroatlántica”. En lenguaje diplomático significa la forma superior de la preocupación, es decir no habrá más advertencias. Luego en los medios de comunicación de  masas aparece la información sobre el redespliegue de las tropas en los Estados de la OTAN  fronterizos con Ucrania, sobre el aumento del control del espacio aéreo en los países del Báltico mediante los cazas de los EEUU y sobre la guardia sobre Europa mediante los aviones de control y vigilancia aérea AWACS.

La Sexta Flota de EE.UU. trae en el Mar Negro el destructor de misiles USS Truxtun con armas de precisión a bordo y comienza las maniobras “planificadas hace mucho tiempo” con las Armadas de otros países de la OTAN - Bulgaria y Rumania. El sábado, en el Pentágono, el general Dempsey dijo que los EE.UU. están dispuestos a estudiar la decisión sobre el uso, "si es necesario", de la fuerza militar para apoyar a sus aliados de la OTAN y Ucrania, si Rusia no permite llevar a cabo otras medidas para resolver la situación en el este de Ucrania y Crimea.

Es poco probable que Rusia, que hasta el momento vive con los estereotipos de la guerra fría, no se haya dado cuenta de estos movimientos. Es probable que Putin quién creyó en su "invencibilidad", podría tomarlo como un reto, sin dejar de aumentar su presencia militar en la guerra de Crimea y Ucrania para provocar el uso de armas. Obviamente, él todavía se niega a entender las señales de la comunidad internacional de que ya no va a permitir que la ofensiva de los invasores en el escenario de Georgia de 2008.

A todo evento, los estrategas del Kremlin todavía no han logrado realizar sus planes  de ataque a Ucrania. Lo evidencian los intentos caóticos y sin éxito de la diplomacia rusa de ganar por lo menos algún tipo de apoyo internacional. Esto también se demuestra por los pasos ilógicos del Kremlin que por un lado dice sobre la posibilidad de negociaciones directas con la parte ucraniana, y por el otro trae más tropas "no identificados" en el territorio de Crimea.

Los errores son evidentes: no se previó la reacción del ejército de Ucrania a la agresión descarada,  el apoyo de la población rusohablante resultó no tan monolítica como esperaron los "estrategas" de Rusia. Pero el error no menos grave fue también la subestimación inherente a Rusia del verdadero peso de la palabra de honor - en el Memorando de Budapest.

Literalmente, la palabra "Memorándum" se traduce como "lo que hay que recordar". Y, como se vio después, el mundo civilizado recuerda de que una vez que dio la palabra a Ucrania. Por cada promesa, incluso a  nivel de un pacto de caballeros, prevé la responsabilidad. ¿Qué responsabilidad? - Depende de esos señores que ponen sus firmas en el documento. Se trata de aquellos que siguen a considerarse caballeros. Por desgracia, no se trata de Rusia.

SM